Estamos a punto de despedir el verano, y nos acercamos al otoño con paso firme. Sin duda, el cambio de tiempo afecta también al bebé. Durante los meses de las altas temperaturas, debemos tener un especial cuidado en evitar salir con el bebé de paseo en las horas de mucho calor. Sin embargo, ahora que llega el otoño, con la caída de las hojas y el cambio de paisaje, podemos aprovechar la oportunidad de disfrutar de un agradable paseo con el bebé. De hecho, el paseo debería de formar parte de la rutina diaria del pequeño igual que el baño o la alimentación.
El beneficio del aire puro y del contacto con la naturaleza es esencial a nivel emocional para adultos y también para niños. Pero además, se trata de un plan excelente para compartir en familia. Es decir, podemos aprovechar el paseo con el bebé para acercarnos hasta los rincones más bonitos de nuestra ciudad de residencia porque a veces, desconocemos nuestro propio entorno.
Además, hoy día, en las ciudades, existen parques infantiles especialmente adaptados al ocio y también a la seguridad de los más pequeños. Los niños necesitan del contacto con otros niños y también, del cariño de la familia. Y es que, mediante el contacto con los demás, el niño puede comenzar a desarrollar habilidades sociales que se muestran, por ejemplo, a través de la sonrisa.
El contacto con la naturaleza potencia emociones tan positivas como la alegría, el gozo, la esperanza y la ilusión. Además, reduce los efectos de la ansiedad y del estrés.
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